Ocurre siempre, de la misma manera. No tiene forma de evitarlo, aun que tampoco es que le interese demasiado. Y es que siempre que James se le acerca, Lily siente como si entrase en un trance de nebulosa, del que no quiere aprender a escapar.
Y es que James la acorrala, despacio, contra una pared en algún pasillo desierto, sonriendo sin buenas
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